Desde el inicio de la temporada algunas paredes y rincones del vestíbulo y primera planta del Teatro Gayarre lucen de manera diferente a la habitual gracias a las obras de la artista multidisciplinar Cristina Cidriain. Su exposición “¡Es por aquí!” nos acompañará a lo largo de la programación de otoño y Navidades. Un itinerario que sirve a la creadora para reivindicar la importancia del proceso artístico: “el PROCESO es importante, que no termine el camino, que el viaje sea largo… Mientras se produce el asilvestramiento y puesta en libertad de “LA MARIBLANCA” como un acto estético, inútil y espiritual”.
Nacida en Pamplona en 1960, sus inicios estuvieron ligados a las Escuela de Artes y Oficios de Pamplona y a Bilbao, donde obtuvo la Licenciatura en Bellas Artes. Desde entonces, continuó con su formación por ciudades como Barcelona, Roma y Nueva York y han sido diversos los cursos que ha impartido en la UPNA hasta el presente.
Hoy nos acercamos a la figura de Cristina Cidriain para conocer un poco más a la persona que hay detrás de la artista así como saber más sobre el enfoque artístico que articula esta exposición. Podremos ahondar mucho más en la visita guiada que la propia artista realizará el miércoles 23 de noviembre a las 19h en el Teatro Gayarre.
¿Cuándo supiste que tu vocación era ser artista?
Lo artístico es consciente, puede ser resultado de lo creativo, mientras que éste es natural. El artista tiene la voluntad de serlo y de trascender, es consciente de su papel y encaje social. Ser creativo es inherente a la persona, no puedes dejar de serlo y se es para todas tus acciones y pensamientos, es alternativo, estimulante y provocador para uno mismo.
En mi caso, no siempre soy artista, a veces no quiero serlo. Termina en -ista y no me encajan las clasificaciones “ISTAS”. Parece que hay necesidad de saber a qué grupo pertenece cada cual y clasificarlo.
Aprendí a manejar las tijeras antes que el lápiz. Con tres años me apañaba para deslizar el filo y soltarlo para que con el peso cortara para admiración de mi madre. No siempre lo conseguía pero ahí hubo consciencia de transformación.
¿Dónde encuentras la inspiración?
La forma en que miras importa, lo que miras no tanto. Podría decir que el objeto pintado es una excusa para pintar. Todo es susceptible de interpretación. Debería ser la simplicidad motivada por el gozo y las ganas de pintar y ajena a cualquier aspiración al beneficio. Si no es así estamos hablando de otra cosa, que también está bien pero que no es lo mismo.
¿Qué importancia tiene el reflejo del proceso en tu obra final?
Importa tanto que depende cómo te muevas vas a obtener una cosa u otra. Cuando miro una obra ajena me importa sobre todo el «cómo ha llegado a esto», cómo ha pensado ese cerebro, por dónde ha pasado. Por eso, es importante para mí el «mientras tanto”, el “durante». Al final, sale un producto pero no es lo más importante. Lo que te transforma es lo que va sucediendo por el camino. Luego exhibes el resultado como si eso fuera un objetivo.
¿Es sencillo ser artista en Pamplona? ¿Y ser mujer artista?
La dificultad de querer estar con los niños, trabajar y crear, simultanear estas tres facetas, cada una vital y extraordinaria, ha sido algo que ha requerido de esfuerzo. El problema de la conciliación laboral, familiar y el creativo es universal. Además, hay una expectación por saber si vas a poder superar con éxito alguna de estas fases o si vas a claudicar. Aunque la verdad es que con el paso del tiempo, ya no te importa que te den la razón.
Sabía que el momento de la crianza iba a ser un paréntesis, mi confianza en esta idea era grande. Sabía que iba para adelante superando la pregunta «¿pero sigues pintando?». En algún momento estuve malita por querer sacar más rendimiento del que podía y lo pagué. Creo que reconocer y aprovechar las cualidades, capacidades o dones que uno tiene y dar lo mejor que puedas es la mejor manera de rendir tributo vital.
¿Tienes algún artista que te sirva de modelo o que te haya motivado a ser artista?
Me gustan algunos buenos coetáneos ahora mismo. Me han gustado los clásicos, como a casi todo el mundo, es por dónde se aprende (o no), te ahorran mucha investigación, ellos han dedicado vidas a conseguir la perspectiva, el claroscuro, composición, etc.… Creo que es inteligente aprovechar los conocimientos, técnicamente te ahorra mucho trabajo.
Además, me gusta lo que es diferente a mí. Aquello que no alcanzo, ahí encuentro la provocación. Por esa razón mis gustos han cambiado a lo largo del tiempo en la medida que descifro sus códigos. Es una pena, porque si descifras el misterio desaparece la magia. Por eso, algunas veces no quiero descifrar nada y prefiero la magia, la energía y las leyes que no comprendo y disfruto mucho.